Giramos la llave, el motor del coche actúa con fuerza, pero no arranca el motor. ¿Qué hacemos?

Giramos la llave, el motor del coche actúa con fuerza, pero no arranca el motor. ¿Qué hacemos?

Giramos la llave, el motor del coche actúa con fuerza, pero no arranca el motor. ¿Qué hacemos?

Muchas veces, la batería no es el origen del problema y lo podemos comprobar, si el claxon, las luces y algún que otro elemento electrónico, funcionan de forma correcta. Es por eso que habrá que encontrar el problema, por otro lado. Y comprobar el resto de componentes del coche, para poder detectar el fallo o la causa del problema. Descartada la batería como posible causa, lo siguiente sería comprobar si el tenemos combustible. Es un despiste de los más frecuente y preciso mirarlo, antes de seguir con otras opciones. Para ello, bastante con mirar el panel de instrumentos, para ver el nivel de combustible del vehículo

Es posible que nuestro indicador falle y marque más combustible del que realmente tiene, el vehículo. Una cosa que podemos verificar, repostando. Si seguidamente el coche arranca con normalidad, es necesario acudir a un taller. Allí deben comprobarnos el funcionamiento del aforador del combustible y de este modo marque la presión en el nivel correcto. Al mismo tiempo, puede ocurrir que la batería esté cargada, en buenas condiciones y el motor de arranque eléctrico, no de fallo.

No sea capaz de dar funcionamiento al motor de explosión. Es una avería importante y se suele arreglar, cambiando el motor de arranque en un taller especializado.

Cuando el motor se ahoga

Otro fallo habitual es un fallo que se produce en la bomba de combustible. Se encarga de impulsar la gasolina desde el depósito hasta el sistema de alimentación del vehículo. Si, por otro lado, si trata de un vehículo diésel, los precalentadores podría ser otra causa de que el motor del vehículo, no arranque o pueda hacerlo con dificultad, aunque disponga de batería. Se trata de unas bujías que se emplean para calentar el interior de los cilindros y de ese modo, facilitar la detonación del carburante.

Dichas piezas, suelen sufrir desgaste con el uso y es preciso llevar nuestro vehículo al taller, para sustituirlas en el momento que dejen de realizar su función.  En los vehículos actuales podemos controlar estas cosas, a través de un testigo amarillo que nos aparece, en el cuadro de instrumentos, en forma de bobina.

Si hubiese un exceso de combustible en el motor del vehículo, esto puede provocar que no arranque. A esto se le llama, motor ahogado y se puede producir por dos razones: que las bujías en los vehículos de gasolina estén defectuosas y tengamos que cambiarlas. O que el fusible del circuito de arranque, se haya fundido por una subida de tensión en el sistema eléctrico.

Y las nuevas tecnologías pueden ocasionar también, una avería en el sistema de arranque. La más habitual es la provocada por el bloqueo electrónico, para evitar robos. Un sistema que evita que el vehículo, pueda ser arrancado sin la presencia de la llave. Si nuestra sospecha va por ese camino, debemos coger la llave de repuesto que se entrega con el vehículo, para comprobar que funciona. Si fuera así, basta con cambiar la pila de la llave normal, para ser reconocida nuevamente, por el sistema antirrobo.